HECHOMIERDISMO

30.03.2015 23:36

                                                                                                          Dedicado a Pinx

 Estar hecha una mierda está infravalorado.

A ver, ¿qué cosas suceden mientras estás bien? Sonríes, paseas sonriente, llenas la nevera sonriendo, limpias la casa escuchando algo de música, limpias, comes a tus horas, eres eficiente en el trabajo, duermes del tirón y bien, tomas café con tus amigos, te presentan a gente sensata y sabes estar en tu sitio, quedas bien, tienes discursos coherentes, eres ingeniosa, tienes chispa, te acuerdas de llamar a tu madre puntualmente, estás satisfecha y bueno, te sientes genial, estás radiante y lo flipan. Y una mierda que te comas.

Pero ¿qué cojones de vida es eso?

Cuando estás hecha una mierda tienes pesadillas o sueños recurrentes que contar y te sacan de un momento apurado, de un silencio incómodo (a los que os cuento sueños no mal pensar). Nunca sabes qué comerás ¿ceviche, mexicano, japo, pizza?, pierdes la noción del tiempo, dejas de leer las noticias, te importa un rábano quién se ha muerto o cuántos, ya no digamos cómo, pierdes la sensibilidad hacia el entorno, te vuelves extremadamente egoísta y todos te lo perdonan, te dejan ser cruel y luego te compadecen, que puta gozada volver a tener 2 años. Sales y te degradas con martinis (hola?) o güiskis semibaratos mezclados con naranja, (hay que estar en un grado mierder altísimo, muy bien, no te cortes) que ya no estás para esos trotes y lo sabes, y conoces gente superficial o deprimente o imbécil con los que nunca te cruzarías dos palabras en otras circunstancias, pero tú ahí, intentando llegar a tu grado más optimo de bajeza anímica, de cloaca emocional haciéndote la interesante con lerdos, que alcanza el punto álgido a la mañana siguiente, por supuesto, cuando te das cuenta en el lavabo que te has metido en la cama con todo el rímel. Ole ahí tus ovarios, cerda.

Pero luego hay una sutil sintomatología de hechamierdismo que lo transforma todo en algo todavía más curioso. Es como se estiran a veces los minutos, esa sensación de que tus neuronas nadan en mantequilla, el no tener ni idea de nada, sentirte como un container donde caben todos los deshechos, las peores angustias sobre el sentido de la vida: ¿encontraré a estas horas pan en el paki? ¿Tendré Nutella ahora mismo ya que la necesito? ¿cuántas temporadas tengo de ésta serie? Espero que sean muchas que este hechomierdismo va para largo.

Y cómo se altera la realidad, mi parte favorita: como ves a los otros. De repente, alguien que estando bien pasaría de largo ante tus narices como el típico ser que te saca un bostezo en el metro, lo puedes ver bajo tu filtro hechamierdista alguien muy sensible, o que te comprende a la perfección, y no te das cuenta subnormal que es el pedo psicológico que llevas.

Cuando estás bien apenas cometes errores, estás a tope, escuchas a los demás atentamente, molas, eres guai, haces gracia, llenas de energía las estancias, dejas respirar a los demás, y eso no tiene mérito porque así es fácil estar cerca de ti, payasa. En cambio, cuando estás hecha una mierda, no te interesa casi nada que te cuenten a menos que cuyos problemas se parezcan a los tuyos, absorbes hasta el infinito a tus más íntimos con tus percales, das puta pena si te miran de cerca y de lejos, te huele la mierda a kilómetros, te abres de par en par sin miedo a hacer el ridículo, a ti no se acerca más que una masoca de categoría, una bellísima persona vaya, concretamente la mejor. Y al final de la etapa hechamierdista te das cuenta de que si la hubieras evitado hoy aún sabrías menos qué coño quieres.

Pero sobre todo, que los que valen la pena, están justo al lado cambiándote el pañal cada puñetero día, pesada de los cojones.

En fin, a buscar gente chachi.